Salvo familiares y amigos, un incómodo silencio en el ámbito cultural y universitario acompaña la muerte de Severo Iglesias, filósofo destacado, político y maestro de varias generaciones aquí en Monterrey, Michoacán y la Ciudad de México.

Estudiante y maestro brillante en la Facultad de Filosofía y Letras de la entonces llamada Universidad de Nuevo León, contribuyó con su pensamiento y praxis política a la modernidad crítica que sacudió la facultad y la universidad toda en los años sesenta, previos al movimiento del 68; años que tuvieron efecto en el poderoso movimiento estudiantil-magisterial y de trabajadores que logró la Autonomía de la máxima institución pública del Estado, exhibiendo el atraso de las corrientes de la derecha comandadas por el entonces poderoso PRI, el llamado Grupo Monterrey y su vocero periódico El Norte. Esa lucha provocó la renuncia del entonces gobernador Eduardo Elizondo.



Severo Iglesias, con otros jóvenes pertenecientes a distintas tendencias de izquierda marxista, y núcleos liberales, contribuyó a que el Congreso local legislara como Autónoma a la Universidad pública.

La respuesta  de la derecha fue violenta. A Severo lo amenazaron físicamente porros y policías enquistados en la Universidad. Fue obligado a salir del Estado.

Es penoso que la facultad de Filosofia y Letras nunca le haya reconocido su enorme aportación al pensamiento filosófico nacional e internacional. Es lamentable que la universidad no lo haya destacado y reconocido como uno de sus alumnos y profesores realmente brillantes. Salvo algún acto menor donde fue invitado, han guardado silencio.

Queda su obra publicada en al menos ocho gruesos tomos. Queda su compromiso en el Consejo Editorial de Revista Pantagruélica y sus ensayos sobre el movimiento del 68 mexicano, la autonomía en la universidad de Nuevo León, el destacado ensayo sobre la importancia histórica del movimiento, también de Autonomía, en la Universidad de Córdoba Argentina.

El año en que concluyó la publicación del último tomo de su obra filosófica, en el Museo de Historia Mexicana, Revista Pantagruélica organizó un acto de reconocimiento y valoración intelectual y política de Severo Iglesias.

Personalmente, guardo el recuerdo de los innumerables y largas pláticas mañaneras que compartimos durante varios años en el café Martins de Lincoln y Gonzalitos, cerca de su casa. Su participación en una mesa de diálogo sobre el tema "Pensar la cultura", su opinion en las reuniones del Consejo Editorial de la revista, convocadas en Gargantua. Sobre todo me viene a la memoria su lectura y divertidos comentarios de mi pieza farsica teatral "La Peligrosa Aventura de Rectorrr y sus Amigos" escrita e inspirada en el golpe político derechista a la UANL, perpetrado a principios de los años 80 por el Rector Alfredo Piñeyro y sus aliados, el gobernador Alfonso Martínez Dominguez y sus patrocinadores empresariales.

Recuerdo su asistencia al estreno del montaje de la pieza de Howard Zinn "Marx en el Soho" en Theatron Espacio Escénico, donde, en diálogo abierto al final con el público, Severo tuvo una brillante intervención sobre el autor de El Capital como personaje en la historia mundial y nuestro teatro, en tanto él y los asistentes brindabamos con un buen vaso de vino tinto.

Ha muerto Severo Iglesias: un amigo, un Filósofo.

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